La Charlotte se creó posiblemente en el Reino Unido a mediados del siglo XVIII, era un postre sólo para cortesanos. Originalmente debía hornearse durante un prolongado tiempo pero a inicios del siglo XIX, se convirtió en un postre que se comía en frío. La Charlotte se popularizó entre las clases sociales altas porque podían costear el transporte del hielo cortado.