Originario de Mallorca y con raíces sefardíes, el Crespell es un pastel con forma de estrella o flor, símbolo de protección y dulzura. Su historia, asociada a la Pascua, se refleja en su diseño que combina suavidad y ligereza, con una geometría que atraviesa generaciones. Un dulce que representa la belleza de lo tradicional y lo espiritual.